domingo, 19 de febrero de 2023

Egipto 2023. Primeras visitas en El Cairo

Hoy el desayuno tiene un decorado de lujo. Subimos a la terraza del hotel, donde se sirve; y allí están. Por fin, las Pirámides.

Un poco apagadas por la calima y el polvo reinante, pero tan cerca que casi dan ganas de salir corriendo hasta allí para tocarlas y unir así la imagen tantas veces vista con una realidad tangible.

Y ahora es cuando corresponde decir lo maravilloso de tener a la vista y en la realidad ese icono de la Antigüedad. Lo impresionantes que resultan, su enorme tamaño y lo increíble de que se mantengan en pie después de tantos milenios. Es lo que se espera y cualquier otro comentario seguramente suene a herejía o algo peor. Pero la verdad es algo más compleja.
Hay lugares maravillosos que, de tanto aparecer ante nuestros ojos en fotos y vídeos, de tanto ser explicados, estudiados, analizados por dentro y por fuera... acaban resultándonos demasiado "familiares". Demasiada información y repetición aumentan sin duda el conocimiento acerca de algo, pero apagan la emoción del descubrimiento y el sentimiento de sorpresa.
Y cuando llega el momento, cuando por fin tienes delante y al alcance de la mano el original, lo que debería ser un momento único y emocionante pierde intensidad y casi se reduce a la constatación de que todo lo visto y leído tiene un referente real...
A mi me pasó, para qué decir lo que no es; pero quizás sólo necesitaba unas horas más de sueño para verlo de otra manera.


La Gran Pirámide de Keops es la más cercana; delante, como un eco en miniatura, la pequeña pirámide de la reina Henutsen parece fundirse con ella. Más allá la Pirámide de Kefrén, muy reconocible por ser la única que conserva todavía en lo más alto parte de su recubrimiento original. En último término la de Micerino, bastante más modesta que las de sus antecesores, acompañada por otras más pequeñas de las reinas. La Esfinge sobresale por encima de los árboles del primer término, y a un lado se distinguen multitud de entradas de otras tumbas excavadas en la zona. Mañana tendremos oportunidad de explorar todo aquello.

Hoy, ya con la luz del día, queremos acercarnos a El Cairo, hacernos una idea de la ciudad y sus gentes, y de cómo movernos por aquí. Así que salimos del hotel y nos lanzamos a la aventura callejera. Poco más allá encontramos la plaza donde muchos conductores con sus vehículos aguardan el paso de posibles clientes.
Después del inevitable regateo, Teles se pone de acuerdo con uno de ellos para que nos lleve hasta Fustat, donde se encuentra el Museo que queremos visitar hoy.

El hombre es agradable. Se llama Mohammed y tiene 70 años; su coche también es veterano: 43 añitos lleva en marcha, y lo que le queda... Mohammed no habla español, pero sí inglés, y nos va contando cosas mientras conduce. Se defiende bien en el barullo del tráfico, aunque se nota que la edad empieza a pasarle factura. Insiste tanto en que puede llevarnos a cualquier otro lugar que nos interese que nos quedamos con su teléfono; no será la última vez que nos veamos.


Pasamos las siguientes horas visitando el Museo Nacional de la Civilización Egipcia; muy interesante, moderno y didáctico.

La planta principal alberga una buena colección de piezas seleccionadas, acompañadas de explicaciones amenas en ingés y en árabe, que guían al visitante por un recorrido a través del tiempo. Prehistoria, Imperio Antiguo, Medio y Nuevo; Grecorromanos, Coptos, período Islámico y Contemporáneo... Todos tienen su representación por medio de paneles explicativos, esculturas, instrumentos, mobiliario, etc.








Un piso más abajo  se encuentra el Mummies Hall. Un espacio exclusivamente dedicado a las 22 Momias Reales (18 reyes y 4 reinas) de Egipto, trasladadas a este museo en 2021 con una puesta en escena grandiosa y multitudinaria.
Cada momia está protegida en el interior de una gran urna de cristal, y se puede observar perfectamente desde cualquier ángulo. Una breve reseña con el nombre, la familia y los hechos más relevantes del reinado de cada uno de estos faraones y reinas, acompaña a la momia en su espacio. Esto ayuda a identificarlos y, en muchos casos, a desear conocer un poco más de su historia. Las fotos están estrictamente prohibidas.

Como siempre, se nos ha pasado de largo la hora de comer cuando salimos del museo, que ya está a punto de cerrar. Toca salir de nuevo al caos y buscar un transporte que no pretenda clavarnos un precio desorbitado (todavía no habíamos "descubierto" las ventajas del Uber). Acabamos en una especie de furgonetilla bastante cutre e incómoda, pero conseguimos llegar sin percances hasta la entrada del Barrio Copto.

Este barrio ocupa un espacio cerrado al tráfico y es como un remanso de paz. El puesto de la policía guarda la entrada a la calle Mari Gerges, que circunda el recinto, dentro del cual se encuentran un cementerio monumental, un museo, una sinagoga  y varias antiguas iglesias cristianas. Los coptos, una de las minorías cristianas en Oriente Medio, han sufrido en Egipto varios atentados de trasfondo religioso, motivo de este aislamiento y vigilancia. Actualmente todo parece muy tranquilo.

Paramos a comer en un pequeño restaurante: el Old Cairo Restaurant. La comida no es espectacular pero sí suficiente para nuestras necesidades, y con unos zumos naturales de postre ya estamos listos para continuar el paseo

Al Barrio Copto se accede por un subterráneo, ya que se encuentra dentro de las murallas de lo que fuera antiguamente la Fortaleza de Babilonia. Por la tarde todos los edificios ya están cerrados; para visitar las iglesias hay que venir por la mañana. Pero es curioso el aire medieval de sus callejuelas laberínticas; y los paseantes ya son escasos.


El único lugar accesible a esas horas, ya cerca del anochecer, es el Cementerio de San Jorge.


No hay aquí tumbas al uso sino mausoleos que parecen auténticas viviendas... sólo que sus habitantes no caminan entre los vivos.


Terreno irregular de tierra salpicado de desperdicios, algunos coches y furgonetas por los rincones, la incongruente música de una radio oculta a la vista, árboles polvorientos. Unas mujeres cubiertas por velos negros, sentadas al final de un callejón, nos hacen señas para que nos acerquemos... Todo produce una impresión algo surrealista a la incierta luz del crepúsculo.


Ya desde fuera echamos un último vistazo a los muros del recinto, donde destaca esta Torre Romana ahora iluminada. Y volvemos a la calle para conseguir un taxi, esta vez con su taxímetro en marcha, que nos devuelve al hotel.

Por la mañana habíamos reservado mesa para cenar, en el restaurante de la terraza del hotel. Es un lugar privilegiado, porque desde allí se ve bien el espectáculo de luz y sonido que hacen varias noches a la semana delante de la Esfinge. Hay dos terrazas y están muy concurridas, así como las de los hoteles de alrededor.


El espectáculo, que dura una hora, resulta bastante lento; pero hemos tenido suerte porque da la casualidad de que este pase se hace en español. La "voz de la Esfinge" va desgranando en un estilo dramático la historia de las pirámides y sus constructores, con música de fondo, mientras la iluminación cambiante y los láser destacan una u otra zona de las pirámides y sus alrededores.


Con esto damos por terminado el día, que ha sido largo. Toca descansar porque mañana nos espera un buen paseo.

miércoles, 15 de febrero de 2023

Egipto 2023. Llegada y primeras impresiones

 El vuelo desde Madrid no se nos hizo demasiado largo; seis horas de tranquila lectura, y una comida que ha llegado a la hora de merendar. Esto ultimo en realidad ha sido una suerte, ya que acabaremos el día sin cena.

Aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de El Cairo a las 21:30 h. hora local; una hora más que en España. Pero la compra del visado, la lenta espera hasta pasar los controles de seguridad, y lo que han tardado en aparecer los equipajes, han prolongado el proceso bastante más allá de lo previsto. Cambiar dinero en la oficina del Banco Misr, y comprar la tarjeta SIM para el móvil nos han llevado otro buen rato. Cuando por fin salimos a la calle el conductor que nos ha proporcionado gratuitamente el hotel lleva esperando tres horas; al hombre no se le ve muy contento, claro, y con razón.

Primera experiencia del tráfico caótico en esta enorme ciudad de grandes contrastes. Pero el conductor parece seguro y se maneja perfectamente entre coches, tuc-tuc (que aquí llaman toc-toc), furgonetas, camiones... Todos parecen empeñados en una loca carrera; llego a la conclusión de que aquí tocar el cláxon es algo parecido a decir "estoy aquí y voy a pasar así que cuidado"... aunque todo el mundo parece tener la misma idea; avanzamos entre un contínuo resonar de bocinas. Tampoco hemos parado en ningún momento, ya que los semáforos parecen inexistentes; los peatones se juegan el tipo cada vez que tienen que cruzar de una acera a otra.

Atrás hemos dejado los modernos barrios, con lujosos edificios, y zonas comerciales donde destacan los familiares letreros luminosos de Ikea, McDonalds, Allianz... Pasamos también el bosque de torres de estilo uniforme, y entramos en otros barrios de difícil definición; un caos de construcciones no sé si construidas a medias o derruidas en parte. Se ven luces en algunas ventanas y ropas tendidas, junto a oscuros huecos en las fachadas; exteriores que en realidad fueron en su momento el interior de viviendas ya desaparecidas: un mosaico de paredes pintadas de habitaciones y alicatados de cocinas y baños; vigas desnudas que se alzan al cielo a la espera de sostener nuevos niveles de construcción... Es algo surrealista.

Nos vamos acercando al Nilo y el panorama vuelve a ser más normal. La orilla opuesta pertenece a Giza, y según nos acercamos a este extremo de la zona urbana entramos en los barrios populares; animadas hileras de pequeños comercios y puestos callejeros se suceden a ambos lados de la calle, con gentes que vienen y van, perros vagabundos, gatos que aparecen y desaparecen por los rincones, algunos caballos y burros. Mucho polvo y humo por todas partes, escombros y basuras también forman parte de este paisaje suburbano.

Por fin, después de pasar la barrera y el despliegue de policías que controlan el acceso a las zonas más próximas a las pirámides, probablemente porque es donde se agrupan los hoteles, llegamos frente al Grand Pyramid Inn *** , donde nos alojaremos las próximas cuatro noches. Una buena propina ha alegrado la cara de nuestro conductor; la verdad es que se lo ha merecido el hombre.

El hotel es uno de los muchos que, como un amplio anfiteatro, rodean el espacio desértico donde se alzan las pirámides. Tiene una pintoresca fachada y un interior no menos pintoresco, decorado con esculturas, relieves y pinturas, distribuidos por pasillos y espacios comunes. El personal de recepción nos recibe con simpatía; y además uno de ellos habla español, un punto a favor.

Nuestra habitación, la última disponible cuando hicimos la reserva con Booking, está en el tercer piso. El ascensor, a tono con el resto del edificio, parece un sarcófago; una melodía anuncia su llegada, y al abrirlo una luz azulada ilumina el interior metálico recubierto de jeroglíficos. Una reproducción de la escultura de Anubis que forma parte del tesoro de Tutankamon nos recibe al llegar. 


Bueno, desde luego "ambiente egipcio" no se le puede negar.. 😄



La habitación se ve limpia y tiene una enorme cama cuyo canapé conoció tiempos mejores. Mesillas de recia madera, una cómoda y un armario del mismo estilo, además de un pequeño frigorífico, amueblan el espacio. La televisión nos sobra, pero una silla al menos hubiera venido bien. La cortina, del suelo al techo y tejido espeso, oculta una pequeña ventana con "vistas" a un estrecho hueco interior que alberga los acondicionadores de aire; por suerte no es verano... Mirando la parte positiva, será una habitación más tranquila que las que dan a la calle. El baño tiene ducha cerrada con mampara; algo no tan habitual en los hoteles que fuimos viendo al buscar en la zona; está aceptablemente limpio y, como es frecuente, exhibe ese "oriental contraste" entre los adornos dorados en los azulejos y los churretes de óxido del calentador eléctrico. Hay un surtido de "commodities", y un extractor que suena pero no funciona.

Calma, estamos en Egipto, tomémoslo tal como es.

Demasiado tarde para salir a cenar, aunque nos han dicho que hay cerca un restaurante abierto hasta las 2:00 h. Pero estamos cansados y nos conformamos con un par de mazapanes, recuerdo de las recientes Navidades. Mañana será otro día; las Pirámides nos esperan...

martes, 14 de febrero de 2023

Egipto 2023. Datos prácticos para el viaje

Antes de ponernos en marcha, unos cuantos datos prácticos para la preparación del viaje. Esto puede ser interesante para quienes estén pensando en visitar Egipto en fechas próximas, especialmente si van por libre. 

Duración del viaje a Egipto: llegamos a El Cairo el viernes 6 de enero, y volvimos a Madrid el viernes 27 de enero.

Estancia: Giza (4 noches), El Cairo (4 noches), Luxor (7 noches), Asuán (2 noches), Abú Simbel (1 noche), El Cairo (3 días y 2 noches).

* Llegamos al Aeropuerto Internacional de El Cairo, Terminal 3.

1. Compra del Visado. Se compra el visado para 30 días en el mismo aeropuerto, en la oficina que hay justo antes de pasar el control de pasaportes. Se puede efectuar el pago tanto en euros como en dólares. Actualmente su precio es de 25 dólares USA; al pagar con euros, al ser el cambio actual de mayor valor que los dólares, nos dieron la vuelta en libras egipcias sin necesidad de pedirlo. Y por cierto: viene muy bien ir guardando los billetes más pequeños de libras (5, 10, 20), porque los vais a necesitar a cada momento para las propinas.

Por lo tanto,  y contrariamente a lo que habíamos leído previamente en otros blogs, no es necesario llevar dólares. Los euros se aceptan sin problemas. Sacar allí el visado es muy rápido y sale mejor de precio.

2. Cambio de divisas. En la misma sala donde se encuentra la recogida de los equipajes, hay una oficina del Banco Misr; está al fondo a la derecha, mirando hacia la salida. Este banco tiene el cambio más favorable que hemos visto en el viaje, así que conviene tenerlo en cuenta. También hay por allí un cajero automático; naturalmente, en este caso se pagan las inevitables comisiones bancarias.

Nosotros llegamos a las 23:00 h. y cambiamos en la oficina del Banco. En ese momento el cambio oficial era 1€ = 27LE, pero más adelante la libra egipcia fue bajando y llegó al cambio que se mantiene actualmente: 1€ = 32LE.

3. Compra de una tarjeta SIM para el móvil. En la misma sala, que es enorme, a la izquierda y muy al fondo, se encuentran la oficina de Vodafone. Más cerca está la oficina de Orange, pero sólo en la de Vodafone se puede comprar una tarjeta SIM turística que incluya llamadas internacionales (en Orange no).

Esa tarjeta SIM, que cuesta 505 LE, y vale para 30 dias; se paga en libras egipcias. Incluye 30 minutos de llamadas internacionales, 120 minutos de llamadas locales, y 30 GB de Internet. El mismo empleado se encarga de montar la tarjeta en nuestro móvil, así que hay que tenerlo previsto y llevarlo ya preparado con el espacio libre para la tarjeta.

4. Transporte aeropuerto - hotel. Lo más conveniente para este primer traslado es haber acordado previamente, con el hotel donde nos vamos a alojar, un transporte que nos recoja en el aeropuerto; muchos ofrecen este servicio gratuito.

 Si no es así hay que empezar a lidiar con alguno de los muchos conductores que esperan a la salida de los viajeros para ofrecer sus servicios. Se impone regatear, para irse acostumbrando... Unas 400 LE es un precio normal, con la propina ya incluida, para el trayecto aeropuerto - El Cairo.

5. Transporte en la ciudad. La aplicación Uber funciona estupendamente en Egipto (sólo disponible en El Cairo y Alejandría, al menos de momento, aunque parece que van ampliando la red). No se puede usar para este primer traslado, ya que el conductor no podrá entrar al aeropuerto sin pasajeros (es lo que hemos visto). Pero a partir de aquí, e incluso para volver al aeropuerto cuando termine nuestro viaje, es una estupenda opción. Nosotros la descargamos ya en Egipto, antes no habíamos usado este servicio; lo encontramos muy conveniente, fácil de usar y seguro. Hay otra app similar: Careem, pero no la hemos probado.

6. Propinas. Es la costumbre en todo Egipto, y se espera recibir unas libras por cualquier servicio por pequeño que sea. El hombre que os ayude a llevar la maleta al taxi o en el hotel, la persona al cargo de los lavabos, el guía espontáneo que insiste en mostrarte cualquier cosa... 

Y también el propio taxista que te lleva reclamará su propina al final del viaje, por haberlo hecho bien; esto último se hace más evidente fuera de El Cairo, en Luxor y Asuán. Incluso algún funcionario público se la ha adjudicado lindamente y con inusitada generosidad, por propia iniciativa, al cobrarnos un pase... Aunque ésto no es lo normal y sólo nos ha ocurrido una vez, hay que reconocerlo.

La propina es toda una institución, ya que los sueldos son muy bajos y ayudan a la gente a sobrevivir. Antes de quejarnos por ello pensemos que, lo que para nosotros son unos céntimos, para algunas personas suponen el suplemento imprescindible para llegar a fin de mes. La expresión de agradecimiento al recibirlo también es un buen recuerdo. 

En la próxima entrada empezaré a contaros nuestro viaje; y esa primera toma de contacto con el caótico tráfico de El Cairo en nuestro trayecto hasta Giza; donde nos esperaba nuestro primer alojamiento, y el primer atisbo de las Pirámides en la noche...

lunes, 13 de febrero de 2023

Egipto 2023. De nuevo en marcha

Habíamos salido por última vez fuera de España a finales de 2019, un interesante viaje a Canadá que nos dejó con muchas ganas de volver más adelante.

Pero en 2020 llegó el Covid 19, y todo se detuvo.

Todos los planes de viajar fuera de nuestras fronteras quedaron aparcados. Y así han seguido durante todo este tiempo. Desde que terminó el confinamiento hemos dado muchas vueltas, pero solamente por España; que al fin y al cabo tenemos la suerte de vivir en un país donde nunca faltan destinos interesantes por conocer.

Pero al fin llegó la oportunidad, y hemos estrenado el año conociendo Egipto. Un destino que teníamos pendiente desde mucho tiempo atrás y que, por unas cosas y otras, siempre quedaba para la próxima. 

Nuestro viaje, como siempre por libre, ha durado 21 días. Hemos visto unas cuantas cosas; pero muy relajadamente, con calma. Apreciamos la visita detenida de los lugares interesantes, y en Egipto hay unos cuantos que son únicos. Pirámides, tumbas reales, templos, el Nilo, mezquitas, museos, iglesias. Otras gentes y otras costumbres, que han pasado a enriquecer nuestra experiencia.


Ahora, ya de vuelta en casa y después de que varios amigos y conocidos nos hayan pedido información de primera mano, he pensado que era una buena ocasión para retomar este blog que tenía tan abandonado.Así, en vez de escribir interminables mensajes en WhatsApp para unos y otros, cuento aquí nuestra experiencia para todo el que lo necesite.

Y de paso volvemos a viajar... ahora mentalmente, con el diario y las fotos; la tercera fase de todo viaje, y no la menos satisfactoria. Si queréis acompañarnos estáis invitados.