lunes, 13 de marzo de 2023

Egipto 2023. Pirámides de Giza (2)

 La Pirámide de Kefrén es la segunda del conjunto de Giza en tamaño y cronología.

De nuevo hay que subir rampas y agacharse durante algunos metros; pero el recorrido es más corto y, pasado un largo corredor llano, se accede a la cámara funeraria. Aquí el sarcófago está entero y su tapa reposa a un lado apoyada en dos soportes. La cámara también está ocupada en gran parte por un mamotreto de madera de función desconocida. En la pared una enorme inscripción con el nombre del descubridor de la entrada a la pirámide y la fecha del evento.



La Pirámide de Micerino, un poco más retirada, es la más pequeña de las tres. Los guardas de la entrada nos informan de que permanece cerrada a la visita desde hace tres años.

Dedicamos un par de horas a recorrer los alrededores y hacer algunas fotos. Calesas, caballos y camellos pasean a los visitantes por el terreno desértico; desde lejos sus figuras contribuyen a animar el paisaje con un toque exótico.

No tan exótico resulta ver los cientos de botellas de plástico tiradas por todas partes; esas pequeñas botellas de 1/2 litro de agua mineral, omnipresentes en comercios y hoteles, que acompañan al turista en su viaje y acaban tantas veces donde no deben. Es una pena esta degradación del paisaje, pero a nadie parece importarle.


Subimos la cuesta hasta un par de elevaciones del terreno, desde donde la perspectiva del conjunto es más fotogénica. Bajamos después hasta bordear un cementerio, pero no es precisamente el de los trabajadores de las pirámides que andábamos buscando. A medida que la tarde avanza han ido llegando más y más visitantes; la mayoría parecen egipcios, disfrutando de la tarde de fiesta.

Algunos se dedican a correr a caballo, levantando áun más polvo del que ya circula por el aire y armando jaleo; es lo único más bien molesto. Por lo demás, aunque los camelleros siguen ofreciendo sus servicios a cada paso tampoco son demasiado insistentes; y en la distancia sus exóticas figuras animan la escena con el fondo de las pirámides.

La Barca Solar de Keops ya no se puede ver aquí; el museo que la albergaba está clausurado, y la barca forma ya parte de la exposición permanente que se podrá visitar en el nuevo Gran Museo de Egipto, cuando sea inaugurado. Pero se pueden ver los fosos donde estaban enterradas las que se han encontrado hasta ahora, y hacerse una idea de su enorme tamaño.

Cuando por último llegamos a la Esfinge casi nos quedamos sin poder entrar al recinto, pues ya los guardas andan jaleando a la gente, a golpe de silbato, para que se dirijan a la salida, a pesar de que todavía falta más de media hora para el cierre. Conseguimos entrar brevemente y tomar un par de fotos, antes de vernos obligados a salir en rebaño, aunque algunos se resisten empecinadamente a terminar los selfies y rendirse al desalojo.

La carretera de bajada hacia la salida es ahora un caos de coches, calesas, autobuses, caballos, motos, camellos y caminantes, entre la polvareda y la algarabía de bocinazos y las voces de unos y otros. Los caballos de las calesas lo pasan mal entre tanto vehículo motorizado, y a veces patinan en la lisa y polvorienta superficie de asfalto. Uno de ellos, muy nervioso, ha decidido darse la vuelta en medio del follón, provocando unos minutos de tensión en la ya caótica retirada. Uno de los pasajeros de la calesa, ante el incierto final del inesperado cambio de sentido, ha optado por saltar a tierra sin pensárselo dos veces, por lo que pudiera pasar...

Terminamos la tarde en un restaurante, que teníamos seleccionado por sus buenos comentarios y calificaciones. A pesar de estar cerca del hotel nos cuesta un poco encontrarlo; está oculto en un callejón por donde vuelven los camellos y caballos de retirada a sus cuadras, sembrado el suelo con los consiguientes e inevitables "rastros" de su paso; casi nos damos la vuelta, pensando que la dirección estaba equivocada... Pero no; allí está, efectivamente, el restaurante El Hadba.

Unas sopas calentitas y reparadoras, y pollo en salsa de champiñones con el clásico acompañamiento de arroz, tahine y un picadillo de verduras, que nos sirven de comida y cena. Hubiésemos quedado satisfechos con ello, pero quiero  probar el Om Ali, un postre típico. Es un púding cuya receta, aunque variable en algunos ingredientes, tiene siempre como base la pasta de hojaldre, leche y nata. El que tomamos en este restaurante, recién cocinado, incluye coco rallado, pasas y cacahuetes; ha sido el mejor de todo el viaje... y sí, está muy rico, pero para la próxima habrá que recordar que llena cantidad.

domingo, 5 de marzo de 2023

Egipto 2023. Pirámides de Giza (1)

Por mucho que el proverbio árabe afirme que el Tiempo teme a las Pirámides, lo cierto es que el paso de los siglos también va afectando a esos colosos de piedra. Primero fueron perdiendo su piel de brillante caliza blanca pulida, espejo del sol; los grandes bloques interiores, expuestos entonces a la intemperie, sufrieron la erosión y el azote de los elementos. Por último nosotros, los humanos, también hemos ido dejando nuestra huella destructiva y expoliando sus piedras.

Y sin embargo, a pesar de tanto expolio, exploración y estudio sobre ellas, mantienen intacto parte de su misterio. ¿Cómo fueron construidas?, ¿fueron esclavos o trabajadores libres quienes las edificaron?, ¿hay también bloques de roca en su interior, o sirven de relleno las piedras sobrantes de las canteras?, ¿habrá alguna otra cámara funeraria todavía ignorada en su corazón de roca? Quizás el túnel recién descubierto en el interior de la Gran Pirámide de Keops sea el camino para responder alguna de esas incógnitas.

En fin, volviendo a nuestro viaje, para nosotros llegó el momento de ver de cerca las Pirámides de Giza.

El día es más claro y soleado que los anteriores, al menos al principio; un punto a favor. También es domingo... no tan a favor, por la mayor afluencia de visitantes. Pero queremos aprovechar hoy y mañana para las visitas de esta orilla del Nilo.

No encontramos hoy a Mohammed entre los conductores que aguardan en la plaza; pero no faltan otros igualmente dispuestos y en poco tiempo llegamos al control de policía que guarda el acceso al recinto de las Pirámides. Pasado el control sin novedad enfilamos la cuesta que todavía nos separa del aparcamiento donde están las taquillas.

Es el momento de sacar las entradas, y cada cual habrá elegido adquirirlas previamente o en las propias taquillas del lugar. Y la modalidad que más le convenga: visita por libre o con guía, individual o formando parte de un grupo. También hay que tener en cuenta que puedes adquirir solamente el pase que da acceso al recinto y darte un paseo sin entrar en las pirámides y demás; o el pase completo para todo el conjunto... Conviene haberse informado previamente de los precios y condiciones de cada posible opción, para aprovechar bien la visita.

Nosotros lo tenemos claro y llevamos lo necesario para hacernos con el Cairo Pass: una foto de carnet, una fotocopia del pasaporte (que puede ser en blanco y negro) y los 90 € por persona que cuesta (también se admiten los dólares USA, pero no las libras egipcias).

¿Qué es el Cairo Pass?. Un pase válido durante cinco días consecutivos, que permite a los visitantes la entrada múltiple (se puede visitar cada lugar varias veces) a una lista completa de atracciones en El Cairo, Giza, Dahshur, Saqqara y Mit Rahina, durante su período de validez.

Además de ahorrar bastante tiempo, ya que no hay que hacer cola en taquilla para cada visita. ¿Vale la pena sacarlo?. Pues eso depende del plan de viaje de cada uno. En nuestro caso está claro que vale la pena. No solamente porque vamos a estar varios días aquí y queremos visitar bastantes sitios, sino porque de esa manera también tendremos un descuento del 50 % para sacar el Luxor Premium Pass cuando lleguemos a esa ciudad. Pero de eso hablaremos en su momento.

El trámite nos lleva poco tiempo. El hombre encargado de emitir el pase, con buen humor y entre bromas, acaba por entregarnos el preciado documento que llevaremos siempre a mano.

Nada más entrar al recinto ya tenemos bien a la vista la Gran Pirámide de Keops. Según nos acercamos, lo que en la distancia se veía como una pared más o menos uniforme se convierte en algo parecido a un caótico amontonamiento de grandes bloques irregulares que se elevan hacia el cielo. Actualmente está prohibido trepar por ellos, así que solamente palomas y algunos perros se ven por las alturas. A los humanos sólo nos está permitido subir unos escalones y circular por los primeros niveles, para acceder a la entrada actual de la pirámide.

Confieso que cuando estábamos preparando el viaje tenía ciertas dudas acerca de la subida por el interior. Muchos de los comentarios que habíamos leído lo describían como un ejercicio claustrofóbico y agotador. También insistían en la necesidad de acudir a primera hora de la mañana, por la gran afluencia de visitantes y el cupo de visitas diarias establecido... La verdad es que no hemos visto ni lo uno ni lo otro; ¿quizás porque en enero no hace calor ni hay demasiado turismo?. Puede ser.

Es cierto que la Gran Galería, unos 47 metros de subida, es empinada; pero dos personas (de tamaño normal) se pueden cruzar sin grandes problemas. No hay una escalera, sino una rampa continua con tablillas de metal para apoyar el pie sin deslizarse, y tiene pasamanos en ambos lados. En una parte del recorrido el techo tan bajo que hay que pasarlo agachado y es más incómodo; pero con llevar la mochila por delante en vez de a la espalda la cosa mejora mucho. Esto último también funciona bien a la hora del descenso si, como yo, bajas al revés de todo el mundo; es decir, de cara a la pendiente... 😉

A medida que se va ganando en altura el calor aumenta, y llega a ser algo agobiante cuando finalmente se alcanza la cámara funeraria, una sala de techo y paredes construidos con grandes bloques de granito. Un sarcófago roto de granito rojo es lo único que encontraréis en ese espacio. Pero poder entrar en un lugar tan especial y lleno de historia, la única superviviente de las famosas Siete Maravillas del Mundo Antiguo... no es algo que puedas hacer todos los días.

Salir al fresco exterior es un alivio, al menos en esta época del año que las temperaturas son más llevaderas. Bordeamos dos lados de la pirámide, para apreciar mejor su magnitud. Para los amantes de las cifras: hay que caminar 230,33 metros por cada lado; casi un kilómetro para rodearla totalmente. Y su altura equivale a la de un edificio de 40 pisos.


Dejando atrás la Gran Pirámide de Keops nos damos el paseo hasta la segunda en tamaño: la de su hijo Kefrén.