domingo, 17 de junio de 2012

U.S.A. 1992: Canyonlands N. P. y Arches N. P. (1)


Moab era un pueblo muy turístico, naturalmente. Rodeado de Parques Nacionales, con Arches y Canyonlands al lado; el centro natural para organizar tours y descensos en rafting, alquilar vehículos 4x4 y comprar souvenirs de todo tipo; sin contar con el alojamiento y los restaurantes.

El entorno era curioso, especialmente una barrera de arenisca que, como una muralla infranqueable, se prolongaba a lo largo de varias millas. En aquel paisaje situó el escritor Zane Grey algunas de sus novelas de aventuras; un aliciente más para la visita.

Allí nos instalamos como base, en un camping que regía un pintoresco encargado con sombrero vaquero y una oficina decorada con objetos indígenas. El hombre hablaba tan rápido que nos costaba entender la mitad de las cosas; aunque esto nos sucedía cada vez que cambiábamos de Estado y sólo duraba un par de días; después, gracias a escuchar contínuamente el idioma y a la buena voluntad de nuestros interlocutores la comunicación tendía a mejorar sensiblemente...




Nuestra primera visita fue para Canyonlands N. P.

* Puedes acceder a la página del Servicio de Parques Nacionales de USA y a la webcam de Canyonlands pinchando aquí . También puedes ver un mapa de esta parte del Parque.

La zona Norte recibe el nombre de Island in the Sky y es una espectacular terraza sobre los cañones de los ríos Colorado y Green, que confluyen más adelante. Desde los miradores del recorrido el paisaje se extendía ante nuestra vista como un grandioso laberinto de torres, mesas, agujas, paredes y barrancos en medio del desierto. Lo único que echábamos de menos era poder bajar y explorar aquellos recovecos, pero las pistas sólo eran accesibles para vehículos 4x4, y el flamante Pontiac Sunbird que nos llevaba de un sitio a otro no era lo más adecuado para aquel terreno.

La foto de abajo es una vista desde el mirador de Green River.




Upheaval Dome contrastaba con su entorno. Allí el terreno se retorcía en un mosaico de colores verdes y rojizos, cuyo origen no parecía estar muy claro para los científicos: unos creían que se trataba de un domo de sales minerales erosionado al quedar al descubierto, y otros que sería el impacto de un meteorito. Pasamos un buen rato subiendo y bajando por las rocas, intentando obtener mejores vistas de los impresionantes cañones escondidos más allá.




Entrando en Arches N. P. la carretera discurría por el lecho seco de un cañón con un entorno monumental, que acertadamente habían llamado Park Avenue. El suelo estriado formaba curiosos dibujos, y las rocas tenían el aspecto de gigantescas esculturas.

* En este enlace puedes ver un mapa de este Parque.




La formación más reproducida en fotos: Three Gossips (Tres Comadres), se puede ver a la izquierda en la foto superior.

* También puedes encontrar una vista cercana de ella, además de otras fotos que no incluyo en este blog por cuestión de espacio, en mi álbum Parques Nacionales de U.S.A. 1992, al que puedes acceder directamente pinchando aquí. El álbum se actualiza de vez en cuando con nuevas fotos.




La sección de Windows (Ventanas) era una de las más espectaculares del Parque; allí se concentraban pináculos, torres y arcos de piedra. Caminamos por el trail que recorría las dos Ventanas: North Window y South Window (foto de abajo) y el Turret Arch.

El calor apretaba por momentos y las pequeñas mochilas iban cargadas principalmente de agua; esta necesidad ineludible de transportar grandes cantidades de agua para beber, especialmente en largos recorridos, era la causa de que muchos de los paisajes de estos Parques Nacionales continuaran por aquellas fechas (y supongo que todavía en gran parte) inexploradas.




También llegamos hasta Cove of Caves y Double Arch, cuyo tamaño se puede apreciar por comparación con la pequeña figura en la foto de abajo.




Hay algo irreal en los arcos de roca. De lejos parecen, efectivamente, ventanas a través de las cuales asoma el azul del cielo y el blanco de las nubes, como si de un cuadro de Magritte se tratara; pero una vez llegados hasta allí y vistos de cerca, desde abajo, la impresión cambia y se transforman en enormes puentes de roca tendidos entre dos muros lejanos, incomprensibles en su sencillez y de una ligereza engañosa. Pueden durar siglos o desmoronarse en un momento, y es la erosión el factor que los va construyendo lentamente y también el que a la larga termina por destruirlos.




No son paisajes que todo el mundo encuentre tan atractivos e interesantes, es verdad. Cuando estuvimos por allí el número de visitantes parecía mantenerse en niveles más discretos que en otros Parques Nacionales. Las condiciones son más duras, el terreno más accidentado y el calor agobiante; no se encuentran en aquellos desiertos pétreos las amables praderas llenas de flores de Mount Rainier, los bosques frondosos y húmedos de Olympic, las cascadas de agua que se despeñan por las paredes de Yosemite ni los espectaculares fenómenos hidrotermales que salpican Yellowstone. Su encanto es otro, más austero pero a la vez más grandioso, y sobrecoge estar allí en medio en el silencio del anochecer.