domingo, 10 de agosto de 2014

Japón 2014: La llegada

Como os adelantaba en la entrada anterior, nos ha gustado Japón.

Tras varios días de preparativos despegamos del aeropuerto de Barajas (Madrid). Una breve escala en París, donde abordamos un enorme Airbus A380 que nos trasladó en un cómodo vuelo de doce horas hasta el aeropuerto de Narita. Por fin pisábamos suelo japonés.


Lo primero que se aprecia al llegar, si vuestro destino es Tokio, es este reluciente aeropuerto. Todo se veía bastante tranquilo, pocos viajeros a las 9:00 a.m.; quizás por la fecha: era primavera, pero habían pasado ya los días en que florecen los cerezos y los japoneses acuden en masa para admirar los jardines durante el vistoso acontecimiento.

Nos llevó un rato dar fin a los primeros trámites. Primero adquirir yenes en la oficina de cambio; por cierto que los billetes tienen un tamaño algo mayor que los euros, la próxima vez llevaré una cartera más amplia para no tener que doblarlos.
Segundo: obtener las tarjetas del Japan Rail Pass; ya las habíamos comprado por Internet desde Madrid, sólo era cuestión de obtenerlas "físicamente" y elegir la fecha en que íbamos a usarlas por primera vez.
Tercero: comprar unos pases de metro para estos primeros cuatro días, ya que vamos a pasarlos en Tokio.
Y como de momento hay que llegar a la ciudad, que está a unos 60 kms. del aeropuerto de Narita, nuestro cuarto paso es adquirir también los billetes para el tren exprés local de la línea Keisei, que no tiene nada que ver ni con el JR ni con el metro...


Y al llegar a este punto más de uno se estará preguntando si hay que hacer un curso especial para usar los transportes japoneses sin llegar al ataque de nervios. Mi recomendación es que, si tenéis pensado viajar a Japón, estudiéis previamente todas las posibilidades (que son muchas) con detenimiento; así ahorraréis dinero y tiempo a partes iguales.


Solamente como curiosidad, aquí os dejo un plano de la red de metro de Tokio. Interesante, ¿verdad?.

A pesar de todas mis prevenciones en cuanto a meternos en el metro con un par de maletas rodantes, después de haber visto esas escenas de vagones rebosantes y "empujadores" ocupados en rellenar cada centímetro cuadrado antes de quedar satisfechos, no hubo tal. La hora punta había pasado, así que los pulcros empleados uniformados no tenían que usar sus manos enguantadas de blanco para "compactar" a los pasajeros, limitándose a controlar el proceso entre la llegada y partida de cada tren.


Hay estaciones más modernas que otras, aunque todas nos parecieron extraordinariamente limpias y bien mantenidas. En algunas se ven esas puertas automáticas para impedir accidentes en los andenes, y en otras el acceso está totalmente protegido por mamparas de cristal. Las personas con mascarilla, que abundan especialmente en primavera, son alérgicos al polen; pero también puede ser que estén resfriados y la lleven para evitar contagiar a los demás.


Porque otra de las sorprendentes (y envidiables) peculiaridades de los japoneses es su arraigado sentido cívico, que se hace evidente en esta costumbre y en muchas más. Algunos de los carteles que adornan estaciones y pasillos en los medios de transporte son llamadas de atención para recordarte continuamente que no viajas solo y que tus acciones no deben molestar a los demás. Algo que parece ya olvidado por aquí, y que nos vendría realmente bien que se pusiera otra vez "de moda"...


Así pues, como viajeros educados, aguardamos la llegada del metro colocados en fila delante de las marcas pintadas en el suelo; dejamos salir antes de entrar, tomamos asiento en lugares no reservados para ancianos e inválidos... y al mirar a nuestro alrededor nos dimos cuenta de que todos los ocupantes del vagón estaban sumergidos en la atenta contemplación de la pantalla de sus móviles.


Y aquí os dejo, cómodamente instalados, mientras llegamos a la estación de Tawaramachi. Para la próxima os contaré nuestro primer contacto con las calles en el barrio tokiota de Asakusa.

sábado, 2 de agosto de 2014

Japón 2014: Recuerdos de viaje


Japón está de moda.

Al menos esa es mi impresión personal; porque cada día encuentro aquí y allá un número creciente de fotos y artículos glosando alguno de los muchos aspectos culturales, gastronómicos, turísticos, fotogénicos y pintorescos del País del Sol Naciente.


Quizás ese número elevado de llamadas de atención estuviera allí antes, y simplemente pasa que ahora las detecto con mayor facilidad porque hemos venido de Japón hace unas pocas semanas. Es como cuando te rompes algo y de pronto el mundo parece llenarse de gente con un brazo o una pierna escayolada como un reflejo de la tuya recién adquirida; no han aumentado los accidentes, simplemente el tuyo te ha hecho tomar conciencia de lo que antes pasabas por alto.


El caso es que veo y leo mucho acerca de Japón últimamente. A veces detecto exageraciones, que atribuyo a los excesos de la publicidad y el marketing para atraer clientes hacia uno u otro operador de viajes, a viajeros extraordinariamente entusiastas, e incluso a periodistas necesitados de hacer destacar su artículo con un plus de imaginación.


Pero en general coinciden con mis recuerdos y experiencias, y puedo decir que se trata de un país merecedor de ser destino turístico por múltiples razones. Por apuntar sólo algunas, podría destacar:

- La cortesía y amabilidad de los japoneses.
- La pulcritud de sus ciudades y pueblos.
- La comodidad y asombrosa puntualidad de sus transportes.
- La seguridad ciudadana, y el civismo de sus gentes.
- El curioso contraste entre lo futurista y lo tradicional.
- El cuidado exquisito de los detalles en la vida diaria.
- El gran número de peculiaridades que diferencian a Japón y sus habitantes de cualquier otro país asiático u occidental.


Y es precisamente esto último: las diferencias entre nuestro entorno cotidiano y lo que encontramos al llegar a otro país y otra cultura, lo que hace del viaje una experiencia única y enriquecedora que deseamos repetir una y otra vez.


Y Japón no defrauda. Porque bajo el aspecto occidental de sus ciudades, sus ropas, sus transportes, sus negocios, sus diversiones, subyace un espíritu netamente oriental que tiñe, sutilmente a veces y otras con apabullante presencia, las múltiples facetas de su vida diaria.


Volveremos a Japón, si el destino nos lo permite. Pero de momento quisiera dejar aquí algunas pinceladas de lo que hemos visto y vivido hasta ahora en nuestro pasado viaje. Puede que a otros les sea útil, o simplemente entretenido; eso me gustaría. Pero aunque solo sea por recordar esos días agradables y las cosas interesantes que hemos visto ya merece la pena.


Así que, en las siguientes entradas de este blog, intentaré contaros algunas de las cosas que más nos han gustado, interesado, sorprendido... de este nuestro último y reciente viaje. No será una "guía turística" del país, ya que para eso hay otros buenos lugares donde encontrar todos esos datos prácticos de cara a preparar el viaje; solamente me gustaría transmitiros mis impresiones y, si contribuyen en algo para animaros a emprender ruta, tanto mejor.