miércoles, 16 de octubre de 2013

U.S.A. 1992: Sequoia N. P. y Kings Canyon N. P.


Era un mediodía de septiembre cuando llegamos al P. N. Sequoia, atraídos por su paisaje alpino y deseando echar un vistazo a las sequoias gigantes que todavía se conservan en sus bosques. Todo parecía bastante seco, con altas hierbas amarillas cubriendo el suelo entre las encinas; la calima solamente permitía vislumbrar un paisaje borroso alrededor. La sequía continuaba haciendo estragos en California.

La carretera ascendía curva tras curva y la temperatura se iba haciendo más agradable con la altura. También el bosque cambiaba de color, volviéndose más verde y frondoso; de la espesura surgían torres de granito, entre las que destacaba la llamada Moro Rock, un monolito de tamaño respetable y formas redondeadas por la erosión.




Aún más arriba comenzamos a ver las primeras sequoias. Fáciles de identificar entre los otros árboles por su corteza fibrosa anaranjada, y sobre todo por un diámetro y altura que las hacían destacar sobre todos los demás.




Encontramos un buen sitio para plantar la tienda en el camping de Lodgepole, y por la tarde nos dimos una vuelta con el coche buscando uno de los enormes ejemplares que daban fama al parque: el General Sherman Tree. "El más grande de todos los seres vivos que existen actualmente sobre la Tierra" (según cartel) era una gran sequoia con la parte superior truncada. Con una masa que superaba a la de cualquier ballena o elefante, y entre 2.300 y 2.700 años de vida, resultaba impresionante imaginar todo lo que podría haber visto a lo largo de ese tiempo.




Después de una noche bastante fresquita, dedicamos el día siguiente a recorrer los cortos senderos que permitían explorar los rincones más interesantes del lugar; las carreteras eran escasas en este Parque, pensado más bien para recorrer andando los grandes paisajes salvajes de la Sierra Nevada. Con el coche subimos sobre el tronco de una enorme sequoia tumbada en el suelo: Autolog. También encontramos una enorme piña de Sugar Pine, que actualmente adorna un rincón de nuestra casa.




A continuación un camino que bordeaba unas praderas nos llevó a través del Giant Forest, con hermosos ejemplares; en uno de ellos, caído y hueco, un pionero llamado Hale Tharp tuvo la ocurrencia de construirse un almacén, añadiendo también una cabaña de madera como alojamiento. Este hombre, primer colono del lugar y pionero también en la lucha por conservar los bosques a salvo de los madereros, no consiguió evitar que muchos de aquellos hermosos árboles fueran abatidos entre 1880 y 1890, año éste en que se creó el P. N. Sequoia y cesaron las talas.




Por una larga y empinada escalera de 400 escalones en la roca, construida en 1930 y declarada Lugar Histórico, alcanzamos la cumbre de la Moro Rock. Tendría unas estupendas vistas de los alrededores de no haber sido por la contaminación que, subiendo desde el muy poblado valle de Sacramento, ponía un velo gris que difuminaba el paisaje. Allá abajo, serpenteando a través del valle, podíamos distinguir la carretera que nos trajo hasta aquí el día anterior.




Por último recorrimos el Congress Trail, pasando por algunas de las sequoias más espectaculares del Giant Grove. Y volvimos al camping, donde estábamos rodeados de gente que encendía hogueras mañana y noche, costumbre nacional; ¡qué consuelo saber que lo ahumado se conserva bien!. Lo más molesto era que, con todo tan seco y un polvo sucio cubriendo el suelo, empezábamos a sentirnos como miembros de la tribu "pies negros con zapatillas negras"...




Al día siguiente nos trasladamos a la zona Norte para alcanzar Kings Canyon N. P. Una vez allí hicimos un recorrido por Grant Grove, una zona del bosque que albergaba otro ejemplar sobresaliente: el General Grant Tree; más aislado que su colega el Gral. Sherman y por tanto más fácil de apreciar en toda su enorme altura. ¡Qué ocurrencia poner nombres de generales en árboles tan hermosos!. Y a pesar de llevar ya vistos hasta entonces unos cuantos, aún encontrábamos sorprendente un pie especialmente inmenso, unas ramas que parecían brazos, o un tronco parcialmente ahuecado por el fuego de forma espectacular.




Kings Canyon es el uno de los cañones más profundos de USA. Esto solamente quiere decir que, en cierto punto, la diferencia de nivel entre uno de los picos que lo bordean y el lecho del río es de unos 2.500 metros; o sea, más aún que el Gran Cañón del Colorado. Dicho esto, la verdad es que no se aprecia tal profundidad, seguramente por la amplia distancia entre sus orillas y lo escalonado de las alturas de las montañas que lo rodean.




Hicimos la ruta por el Parque, parando en los miradores y caminando por un sendero a través del bosque y los pedregales. Las altas paredes de granito que nos rodeaban relucían al sol y allá abajo el río de aguas transparentes invitaba al baño; un lugar realmente agradable: las cascadas vertiendo sus aguas en una gran poza. Y como punto especial la gran roca plana que John Muir, escritor y entusiasta abogado de la Naturaleza, utilizaba para sus charlas.

Cuando dijimos adiós a Sequoia y Kings Canyon nos quedaban diez días para la vuelta a casa, pero todavía teníamos pendiente una cita importante que no podíamos pasar de largo: el P. N. Yosemite.