miércoles, 21 de noviembre de 2012

U.S.A. 1992: Zion N. P.


Se cumplía el segundo més de nuestro viaje, cuando llegamos al Parque Nacional Zion, en Utah.

Habitado primero por tribus indias, y "descubierto" en 1.850 por los mormones... Pero antes, en 1.776, dos sacerdotes españoles: Domínguez y Escalante, ya habían pasado por allí, convirtiéndose así en los primeros hombres blancos que visitaron la zona.




* Aquí puedes ver el mapa del parque, en tres partes: Kolob Canyon, Zion Canyon, y Ampliación de Zion Canyon

Entramos por el acceso Norte, yendo a parar al Kolob Canyon: enormes paredes de arenisca roja y estrechos cañones, todo muy masivo aunque no especialmente sorprendente. Hay que tener en cuenta que, después de tantos paisajes como llevábamos vistos, y de los últimos Parques visitados, los ojos se habían acostumbrado tanto a ver rocas y montañas que ya no nos llamaban la atención a menos que fueran realmente extraordinarias.




Nos trasladamos a la zona Sur del Parque: el Zion Canyon, instalándonos en el área de camping de Watchman, junto a la entrada. Siguiendo la carretera a lo largo del cañón se iban viendo a un lado y al otro los grandes montes de piedra que flanqueaban el río Virgin: Mount Moroni, Three Patriarchs, The Great White Throne... Todos, o casi todos, con su correspondiente nombre bíblico, pues no en vano habían sido los mormones quienes se los pusieron.

De hecho Zion, en antíguo hebreo, significa refugio o santuario; Kolob es el nombre de la estrella cercana a la residencia de Dios.




* Puedes acceder a una vista de la zona denominada Temple and Tower of the Virgin, a través de la Webcam del Servicio de Parques Nacionales, pinchando aquí.

La carretera terminaba en un circo rocoso de altas paredes: el Sinawawa Temple; esta vez el nombre era de origen indio, siendo Sinawawa un dios de los paiute. Dejando el coche en el aparcamiento, seguimos el camino por la orilla del río Virgin. Y cuando también el camino se terminó, entramos decididamente en el agua para remontar el río hasta The Narrows: los Estrechos.




Ya teníamos práctica en este tipo de aventuras gracias a nuestras incursiones en los cañones de Guara (Huesca); con las botas no era difícil caminar por el lecho pedregoso del río, y el agua estaba fría pero tampoco demasiado; además el caudal no era tan abundante como para mojarse mucho más arriba de las rodillas...




Fue un bonito recorrido, con las altas paredes elevándose y llegando a juntarse hasta no dejar más que una estrecha franja de cielo allá arriba. Estrías y agujeros erosionaban las paredes, especialmente en el Orderville Canyon, un cañón lateral en el que también entramos.




Nuestro paseo terminó a la altura de unas fuentes que brotaban a la derecha; y allí ya nos dimos la vuelta porque, entre fotos y paradas para admirar el paisaje, llevábamos dos horas y media largas a remojo. El regreso, en cambio, solamente nos llevó una hora. Volvimos al camping mojados, pero contentos, ¡y terriblemente cansados!.




Como el calor no remitía y resultaba bochornoso entre las altas paredes, subimos con el coche por la carretera hacia la salida Este del Parque.




Después de atravesar unos túneles se descubría un paisaje muy diferente; allí las rocas estaban cubiertas de estrías: según leímos, se trataba de una primitiva zona de dunas, fosilizadas y erosionadas por el agua y el viento hasta formar este extraño relieve.




Al ponerse el sol dimos la vuelta para volver a nuestra tienda, a los pies del monte Watchman. Cerca ya de medianoche comenzó a refrescar. Cantaban los grillos, y una preciosa luna llena empezaba a asomar por encima de las montañas.