sábado, 7 de enero de 2012

1986 a 1992: Empezando por Europa...

    
Marruecos fué sólo el punto de partida.

En 1.986, Suiza nos impresionó por sus maravillosos paisajes alpinos. Acampamos a los pies del Eiger, de trágica historia; subimos por las faldas del "maravilloso montón de piedras", como alguien calificó al Cervino, hasta el refugio de la arista Hörnli (pero nada más que hasta allí); nos acercamos hasta el majestuoso glaciar de Aletch, el más largo de Europa; y quedamos ensordecidos por el torrente de agua que había labrado su cauce subterráneo a través de las rocas en el Trümmelbachfälle. La vuelta, por Francia: Chamonix, de ambiente turístico a la vez que montañero; desde el mirador de la Aiguille de Midi, 360 º de montañas y glaciares formando un gigantesco y espectacular escenario.


Aiguille de Midi, Chamonix, Francia y monte Cervino/Matterhörn, Suiza


Esas Navidades volvimos a Marruecos; aunque esta vez quisimos dejar el coche en casa y, mochila a la espalda, probar a movernos en aquellos inefables autobuses públicos. Empezamos con un intento de robo en Melilla; claro que ¡hasta los policías de la frontera se quejaban de haber sido desvalijados!. Los autobuses fueron toda una experiencia "social" y hubo anécdotas divertidas; pero también resultaban fatigosos, muy limitados para alcanzar otra cosa que pueblos y ciudades, y se necesitaba una gran paciencia.

En 1.987 hicimos un largo viaje hasta el Cabo Norte, en Noruega, que resultó aún mejor de lo imaginado. Era primavera y gran parte de Laponia permanecía bajo su capa de hielo y nieve. Lagos helados, monumentales iglesias antiguas de madera, los imponentes fiordos, y el sol de medianoche... En otro momento tendré que volver sobre ello porque también tuvo sus anécdotas graciosas, como cuando tuvimos que salir corriendo perseguidos... ¡por un urogallo!, demasiado celoso de su territorio.


Cruce del Círculo Polar Artico en Noruega


En noviembre decidimos volver a coger las mochilas, pero esta vez para recorrer algunas de las Islas Canarias. Fue un mes especialmente lluvioso y nos mojamos muchas veces; pero acampamos en preciosos lugares donde hoy día no está permitido ni pisar, visitamos rincones inaccesibles a cualquier vehículo, y encontramos gente muy amable por todas partes. Y nunca se me olvidará aquella mañana en que me desperté y abrí la tienda creyéndome todavía en la solitaria playa del Papagayo en la que habíamos acampado por la noche... para encontrarme con que estábamos totalmente rodeados ¡de nudistas tomando el sol!. En fin...


Parque Nacional Timanfaya, Lanzarote, Islas Canarias


En 1.988 cambiamos de vehículo: del Renault 5 a una furgoneta Nissan Vanette, que acondicionamos muy artesanalmente con unos muebles sencillos; un cambio significativo en comodidad y posibilidades, porque al fin podíamos movernos sin la necesidad de estar dando vueltas hasta encontrar dónde plantar la tienda. Con ella fuimos al Norte de Italia. Recorrimos algunas de sus interesantes ciudades, llenas de todos esos edificios y monumentos estudiados en los libros de Arte e Historia, y también descubrimos los magníficos paisajes de los Dolomitas.


Canales de Venecia, Italia


En 1.989 estuvimos haciendo un recorrido por el Sur de Francia. En realidad, raro ha sido el año que no hemos visitado a nuestros vecinos del Norte; no solamente por su cercanía y por las facilidades de ese país para viajar como a nosotros nos gusta, sino porque siempre encontramos nuevos lugares interesantes.


Parque Nacional Mercantour, Francia


Y en Navidades, una tercera y última vez a Marruecos.


Cementerio en Salé, Marruecos


1.990 nos llevó de nuevo a los Alpes de Suiza, Alemania y Austria. Además de algunas ciudades preciosas e impecables, casas de fachadas decoradas, el sorprendente castillo de Neuschwanstein, München, Salzburgo, gargantas y cuevas en el macizo del Dachstein, y un sinfín de lugares interesantes... es la única vez que, para conseguir gasolina (con el depósito vacío y en medio del bosque), hemos tenido que cruzar un lago en barco para alcanzar la gasolinera más próxima.


Fachada en Lindau, Alemania y acantilados del Cabo San Vicente, Portugal


Esas Navidades conocimos el Algarve portugués y sus costas de acantilados.

1.991 fué el año de Islandia: un país diferente a todos los anteriores. Desde los extraños campos de lava a las fuentes de aguas termales, los volcanes de colores y las caudalosas cascadas, pozos de barro burbujeantes, geisers... Un mundo de oscuridad y de increíbles colores y texturas, la negrura del Hekla y los sorprendentes verdes y rojos de Landmannalaugar, o la maravillosa devastación de Krafla... Todo, alrededor de un corazón de hielo: el Vatnajökul. También merece su propio relato.


Por las pistas del Sur de Islandia


Tampoco estábamos ociosos entre cada uno de estos viajes, pues cada vez que teníamos ocasión aprovechábamos para hacer escapadas más o menos largas por todos los rincones de nuestra España, que tampoco se queda atrás en cuanto a paisajes y rincones interesantes. Desde Galicia hasta Almería y desde los Pirineos hasta Cádiz, nuestro país es uno de los más variados y tenemos un poco de todo: montañas y playas, barrancos y bosques, desiertos y praderas, una arquitectura tradicional diferente en cada región, castillos, catedrales, museos, plazas... la pena es lo poco que hemos cuidado todo este patrimonio natural y arquitectónico, lo mucho que hemos dejado perder.

Pero a lo que iba. Entre 1.986 y 1.992 empleamos todo nuestro tiempo libre en conocer España y  Europa, pero hacía tiempo que soñábamos con llegar a la otra orilla del Atlántico. Y por fin, en 1.992, llegó nuestra oportunidad de convertir el sueño en realidad: todos los obstáculos que habían cerrado el camino hasta entonces desaparecieron a la vez y no dudamos en lanzarnos por él a nuestro particular "descubrimiento de América" como hiciera Colón quinientos años antes...

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